Estado de ánimo y alimentación
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estado de ánimo y alimentación

¿Influye lo que comemos en nuestro estado de ánimo?

Nuestro cerebro siempre está “en marcha”. Trabaja las 24 horas del día, los 7 días de la semana, incluso mientras duerme. Esto significa que nuestro cerebro requiere un suministro constante de combustible. Ese “combustible” proviene de los alimentos que consumimos, y lo que comemos afecta directamente la estructura y función de su cerebro y, en última instancia, a nuestro estado de ánimo.

A modo de ejemplo podríamos decir que igual que sucede con los coches, nuestro cerebro funciona mejor si el “combustible” es mejor. Y a la inversa: Nuestro cerebro puede dañarse si lo que ingerimos es de “mala calidad” como alimentos procesados o comida basura. Además este tipo de alimentos empeora la regulación de la insulina de nuestro cuerpo  y promueven la inflamación y el estrés oxidativo. De este modo, son varios los estudios que han relacionado una dieta alta en azúcares refinados y una función cerebral deteriorada, e incluso un empeoramiento de los síntomas de los trastornos del estado de ánimo, como la depresión.

Y es que a menudo tendemos a separar nuestro cerebro del resto de nuestro cuerpo, pero buena salud significa buena salud desde una perspectiva holística, de la cabeza a los pies y el modo en que nos relacionamos con la comida y aquello que comemos influye en nuestra salud mental.

Comer es claramente más que obtener la nutrición adecuada.

Diferentes investigaciones sugieren que no solo los alimentos que consumimos pueden influir en nuestro estado de ánimo, sino que nuestro estado de ánimo puede influir en los alimentos que eligimos consumir.

Disfrutar de una amplia variedad de verduras, frutas, nueces, semillas, cereales integrales, legumbres, productos lácteos bajos en grasa, carnes magras y pescado azul, por ejemplo, se asocia con una reducción de los cambios de humor, la depresión y la ansiedad.

Y lo contrario es válido para una dieta basada en alimentos con alto contenido de azúcar refinada, una que combine altos niveles de azúcar y grasa (bollería industrial), o que implique una gran ingesta de cafeína o alcohol.

Básicamente, los nutrientes que se encuentran en los alimentos saludables parecen trabajar juntos para hacer que el cerebro produzca la “hormona del bienestar”, la serotonina, que se asocia con un mejor estado de ánimo y sentimientos de relajación.

Y comer alimentos que mantengan un nivel estable de azúcar en sangre dentro del rango apropiado, como los cereales integrales, ayuda a estabilizar el estado de ánimo.

¿Y al revés qué sucede? ¿cómo afecta el estado de ánimo en los alimentos que seleccionamos?

La conexión entre la selección de alimentos y el mal humor son razonablemente consistentes: las personas con un estado de ánimo negativo son más propensas a elegir alimentos azucarados, grasos o salados, indulgentes o reconfortantes, en lugar de alimentos nutritivos.

Las mejores formas de superar los pensamientos negativos incluyen el ejercicio, que se ha demostrado que mejora el estado de ánimo al reducir la ansiedad y el estrés, o hacer cosas divertidas como ver una película, escuchar música o visitar amigos. Estas actividades no solo mejoran el estado de ánimo, sino que también ayudan a controlar la ingesta de alimentos por placer.

 

 

 

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