22 Abr Estrés y sobrepeso: Una espiral que facilita el aumento de peso
El estrés, según su definición científica, es la reacción del cuerpo a la “agresión” física o psicológica de un elemento externo (una situación, un shock, etc.). Durante esta reacción, las glándulas suprarrenales comienzan a secretar cortisol, también llamada hormona del estrés. Cuando los niveles de cortisol son crónicamente altos, puede promover el aumento de peso al almacenar grasa más fácilmente.
Cuando estamos estresados, solemos comer más o menos bien. Ya sea porque no tenemos el tiempo o la energía para cuidarnos y preprar una comida saludable, o porque buscamos consuelo recurriendo a alimentos grasos o dulces, o porque tenemos menos hambre y vamos “picando” a lo largo del día en lugar de hacer comidas “reales”.
Por tanto, existe una relación entre el estrés y el aumento de peso, en cualquier caso del tejido graso, especialmente en el abdomen. Pero además es importante destacar que hay una asociación bidireccional: las personas con sobrepeso severo son más propensas al estrés.
El sobrepeso y la obesidad provocan más estrés
Por un lado, porque los inconvenientes psicológicos de la obesidad son reales. Pensamos en la baja autoestima, la culpa, el sentimiento de exclusión, el cansancio por la condición física y las dietas restrictivas, el sentimiento de fracaso y el desánimo cuando la dieta y las buenas intenciones fallan …
Por otro lado, el estigma de la obesidad es omnipresente: el 18,7% de las personas obesas la padecen, hasta un 38% en obesidad severa (según la OMS). Desafortunadamente las personas obesas siguen siendo estigmatizadas en determinados entornos (escolar, laboral, etc..). Este estigma tiene importantes consecuencias fisiológicas y psicológicas, como un aumento de la depresión y la ansiedad y una disminución de la autoestima. También puede causar trastornos de la alimentación en los y hacer que eviten la actividad física y la atención médica.
Obesidad y trastornos mentales, dos enfermedades comunes
Al mismo tiempo, diferentes estudios han demostrado que las personas obesas padecen más trastornos mentales que la población en general.
Los trastornos mentales más comúnmente asociados con la obesidad se caracterizan generalmente por una combinación de alteraciones en el pensamiento, las percepciones, las emociones, el comportamiento y las relaciones con los demás.
Por tanto, los trastornos de la alimentación, los trastornos de ansiedad, la depresión, los trastornos bipolares, los trastornos cognitivos, las adicciones y los trastornos por déficit de atención e hiperactividad se encuentran con mayor frecuencia en sujetos obesos.
Depresión y obesidad.
Estas dos enfermedades se encuentran entre las más prevalentes en nuestra sociedad. También son dos enfermedades multifactoriales, que dependen de factores ambientales y genéticos, y que generan un fuerte estigma social.
Dado que la depresión ocurre después de un período (largo) de estrés (intenso), encontramos la misma asociación entre el estrés y la obesidad. Es decir, en ocasiones es probable que sea la causa del sobrepeso o viceversa. La depresión se caracteriza por la pérdida de vitalidad, que puede afectar la conducta alimentaria.
Además, ciertos mecanismos, tanto bioquímicos como psicológicos, son comunes a estas dos patologías: alteración de la imagen de sí mismo, malestar psicológico, baja autoestima, trastornos alimentarios.
En definitiva, estrés, depresión, ansiedad y obesidad pueden estar interrelacionados retroalimentándose la asociación entre estos factores. Por ello, desde Gastrum, insistimos una vez más en la importancia de tratar el sobrepeso y la obesdiad desde un enfoque integral en el cual diferentes especialistas médicos acompañen al paciente para tratar diferentes aspectos psicológicos, de estilo de vida, alimentación etc.. que propician el exceso de peso.
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