Los malos hábitos son responsables de la mayor parte de las enfermedades que hoy nos afectan, por eso, os queremos hablar de una corriente llamada mindful eating (o alimentación consciente) que intenta ayudarnos a mejorar la forma en que comemos, cómo nos relacionamos con la comida, trabajando en la esfera mental y emocional.

No es una dieta en particular ni un recurso para perder peso, sino que es una forma de alimentarnos cuyo fin último es mejorar la forma en que comemos.

Mindful eating se puede traducir por “alimentación consciente” y se trata de llevar nuestra atención al momento presente en el que estamos comiendo.

Trabajaremos por establecer una relación saludable y de pleno disfrute con la comida pudiendo cambiar patrones de ingesta desequilibrados.

Prestaremos atención a las sensaciones corporales, reconoceremos el grado de hambre física  y lo diferenciaremos del hambre emocional para, de esa manera, alimentarnos de una forma sana.

La alimentación consciente no es una dieta, pero eso no significa que no existan algunas pautas que te pueden ayudar a crear ese hábito:

• Nutre tu cuerpo bebe agua antes de comer. Beber un vaso de agua antes de las comidas es un hábito sencillo y que nos puede ayudar a controlar la ansiedad.
• Saborea cada bocado. Come despacio, sin prisas saboreando cada bocado, te ayudará a tomar consciencia de lo que estamos comiendo y la cantidad que ingerimos.
• Come sin distracciones. Es aconsejable comer en un lugar tranquilo, sin ruidos ni distracciones siempre que sea posible. Es importante destacar que comer mientras vemos la televisión o estamos pendientes de otros dispositivos también puede llevarnos a comer en exceso, demasiado rápido y sin prestar la atención necesaria al acto de comer en sí mismo.
• Aliméntate de todo. Comer de todo es lo más saludable para nuestro organismo. No sólo porque estamos aportando a nuestro cuerpo todos los elementos nutricionales y vitamínicos imprescindibles para su correcto funcionamiento, sino también porque estaremos huyendo de las “prohibiciones” o “restricciones”. Si tenemos alimentos prohibidos es mucho más probable que generemos ansiedad ante la idea de no poder comerlos.
• No comas si no tienes hambre. Hemos de aprender a escuchar nuestro cuerpo con atención. Así no confundiremos “estar saciados” con “estar llenos”. Lo verdaderamente saludable es que comamos exactamente lo necesario para nuestro organismo: ni de más ni tampoco de menos.
• Ejercicio diario. Establecer una rutina de ejercicio diario, que incluya actividades cardiovasculares y entrenamiento con pesas, sin olvidar mantenerse activo a lo largo del día.
• Meditación.  Lo recomendable suelen ser unos 15 minutos de meditación diarios: basta con respirar profundamente y dejar pasar los pensamientos. Los observamos, y los dejamos marchar; sin juzgarnos. Con esta práctica conseguiremos reducir mucho la ansiedad.

Si deseas lograr una alimentación más consciente contacta con nosotros, estamos aquí para acompañarte y guiarte en este camino del autoconocimiento y autocontrol.

Un camino en el que aprenderás a ser más consciente de las señales que recibes de tu interior y a saber controlar las señales del exterior.